Si
analizamos las características y las cualidades
que distinguen a los seres de excelencia, es posible concluir que todos se
esforzaron, en mayor o menor grado, por practicar una serie de valores, que convertidos en
hábitos y virtudes permitieron que sus obras fueran sobresalientes. Algunos valores
que conforman el perfil de ser excelente son:
Fortaleza.
La
fortaleza es la reserva moral espiritual
que permite preservar en la acción aun cuando todo parezca perdido.
La
fortaleza es tal vez la más importante de todas las cualidades porque de ésta
dependen la valentía y la perseverancia. Para los griegos la fortaleza era sinónimo
de valentía y era una de las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia,
templanza y fortaleza). Platón la define como la virtud de moderar las pasiones
del apetito irascible o pasiones de bienes difíciles”.
El
ser humano con fortaleza puede vencer todos los peligros, obstáculos y
penalidades que se le atraviesen en su camino, es perseverante, paciente y
magnánimo.
La
actividad propia de la fortaleza consiste en resistir los asaltos del mal y los
temores, y atacarlos con una audacia moderada por medio de la razón.
Todos
los hombres célebres han poseído una gran fortaleza espiritual. La fuerza
interior, a su vez, proporciona fuerza física para vencer el dolor y el
cansancio en todos sus ámbitos. Qué mayor
prueba de fortaleza que la Beethoven, quien ya sordo, creó una las más grandes
obras maestras de todos los tiempos. La cualidad más grande, la virtud más
perfecta, la que permite realizar lo imposible, es la fortaleza. Resistir
la desesperanza, el desaliento, la fatiga, la duda, la enfermedad, la miseria y
cuanto mal sea posible imaginar sólo es posible gracias a la fortaleza. La voluntad
o la fuerza de voluntad es intrínseca a la fortaleza, ya que la voluntad es factor que traduce un
pensamiento en acción. A través de la voluntad y la fuerza interior podemos realizar lo
inimaginable, la fortaleza es una cualidad que debemos cultivar día con día
para lograr todos nuestros propósitos. Ante la adversidad y el fracaso tenemos
dos opciones: compadecernos y hundirnos o, a partir de la experiencia, aprender
y crear un mundo mejor haciendo acopio
de la fortaleza.
Existen
otras virtudes que están íntimamente relacionadas con la fortaleza interior: la
paciencia, la perseverancia, la constancia, la valentía y la magnanimidad.
En
una próxima entrega hablaremos sobre la perseverancia, la valentía, la laboriosidad y creatividad.
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