lunes, 15 de octubre de 2012

Obsolescencia programada. El Secreto de nuestra sociedad de consumo.


Se conoce como obsolescencia programada o planificada a la programación del fin de la vida útil de un producto para que se vuelva viejo, no funcional, inútil o inservible después de un tiempo de vida calculado de antemano por el fabricante durante su fase de diseño.
¿Sabías que las bombillas se diseñan para durar no más de 1000 horas cuando podrían hacerlo más de 100 años?
¿Sabías que un chip limita la vida útil de las impresoras?
¿Sabías que las medias de nailon prácticamente irrompibles se dejaron de fabricar porque las mujeres no necesitaban comprar más?
¿Sabías que Ghana es el vertedero tecnológico de occidente con trágicas consecuencias medioambientales?

El producto va a fallar en algún momento, obligando al consumidor a comprar otro para reemplazarlo y comenzar nuevamente el ciclo. El concepto se desarrolló por primera vez entre 1920 y 1930, y se corresponde con un nuevo modelo de mercado, el de fabricación de productos que se vuelven obsoletos de manera premeditada.
Su objetivo fue y es, el lucro económico inmediato, sin que tengan ningún valor el cuidado y respeto del medio ambiente ni del ser humano, porque cada producto que se vuelve obsoleto, supone contaminación al deshacerse de él. O sea, que el actual sistema económico y de producción no se ajusta nada a la armonía ni al equilibrio.
Comprar de forma acelerada y artificialmente.
Sin embargo, para la industria, la obsolescencia programada estimula positivamente la demanda, al impulsar a los consumidores a comprar aceleradamente y sin necesidad real, nuevos productos. ¿Qué opinarían los consumidores si descubrieran que el fabricante invirtió una gran cantidad de dinero en traicionar los conceptos de durabilidad y calidad del producto, al contrario de lo que pregonan?… Lo que ocurre es que el empleo de la obsolescencia programada no siempre resulta fácil de determinar.
Baterías que se “mueren” a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas… ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos? ¿Quieres saber dónde terminan?

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