En términos de ciudadanía entendemos que la solidaridad se refiere a los lazos sociales que unen a los miembros de una sociedad entre sí. De este modo, la solidaridad es el valor que consiste en mostrarse unido a otras personas o grupos, compartiendo sus intereses y sus necesidades.
La solidaridad es más que una actitud, la solidaridad trasciende a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales, etc. para desarrollarse en las personas de todos los rincones del mundo, ya que nunca como ahora se tiene conciencia de formar parte de la aldea global.
La solidaridad implica afecto: el apoyo al amigo, la proacción hacia los más desposeídos, a los que no ven reconocida su categoría de ciudadano o de persona, la empatía hacia las personas que sufren situaciones injustas... De este modo entendemos que la solidaridad es un deber de justicia.
La solidaridad debe extenderse tanto al nivel privado como al público. Por eso conviene practicar y predicar la solidaridad, porque la falta de solidaridad revierte en una deficiente vida pública.
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