El Plan Bolonia se sitúa en el marco del Proceso de Bolonia, resultado de la evolución natural del concepto de la Unión Europea. Ésta no solamente supone la unión política, económica y monetaria de los países miembros que permite que todos disfruten de tener una moneda única. Tampoco se trata, únicamente, de disponer de organismos públicos oficiales que dirijan la política y el desarrollo de las instituciones europeas. La Unión va mucho más allá. Su evolución, entre otras cosas, ha llevado a crear las infraestructuras necesarias para que los países europeos colaboren unos con otros a todos los niveles: en lo cultural, en lo policial, en la libre circulación de personas y de capitales, etc.
Igualmente, con la abolición de las fronteras, se facilita el tránsito de los ciudadanos tanto para viajes turísticos, como para trabajar o vivir en cualquiera de los países de la Unión, con mayores posibilidades y menores trámites burocráticos. Y como lógica consecuencia de todo esto se establece también el objetivo de facilitar a los ciudadanos europeos los estudios en cualquier país. De ahí surge el Plan Bolonia, no exento de polémica, de dificultades, de detractores o defensores, debido a la gran cantidad de cambios que plantea.
¿De qué trata exactamente éste plan?
Se trata de una reforma educativa universitaria, que se planteó en 1999, con la idea de crear un entorno europeo de estudios superiores. Es un nuevo concepto de transmisión de los conocimientos y el aprendizaje en la universidad europea. Supone también una reestructuración de los planteamientos más bien teóricos de aprendizaje, que se estaban dando actualmente, para pasar a un contenido más práctico. Conseguir una universidad más participativa, europea y dinámica, donde se permita a los estudiantes lograr el aprendizaje mediante seminarios, trabajos en grupo, debates, investigación y prácticas laborales, para conocer de primera mano un ámbito profesional. En definitiva, una manera de aprender muy práctica y global, no sólo coger apuntes.
Otro de los aspectos más importantes es la posibilidad de estudiar una carrera en varios países. Se puede comenzar una carrera en España, continuarla en Alemania y terminarla en Rusia o en Chipre. En cualquiera de los países participantes en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) que actualmente son: Albania, Alemania, Andorra, Armenia, Austria, Azerbaiyán, Bélgica, Bosnia, Bulgaria, Croacia, Chipre, República Checa, Dinamarca, Estonia, Francia, Finlandia, Georgia, Grecia, Vaticano, Hungría, Islandia, Irlanda, Italia, Latvia, Liechtenstein, Lituania, Luxemburgo, Malta, Moldavia, Montenegro, Holanda, Noruega, Polonia, Portugal, Rumanía, Rusia, Serbia, Eslovaquia, España, Slovenia, Suiza, Yugoslavia, Turquía, Ucrania e Inglaterra.
Así se consigue fomentar a los estudiantes la movilidad y el intercambio cultural en un entorno de diferentes lenguas, mientras realizan su carrera, con todas las ventajas que esto supone.
Esta reestructuración entrará en vigor a partir del 2010, y está planteada como un cambio más allá de la simple movilidad estudiantil. En principio, se desea alcanzar la homologación de titulaciones europeas y el establecimiento de patrones comunes en la enseñanza universitaria. Patrones de calidad, homogeneidad en titulaciones, etc., con un objetivo ambicioso de incrementar el grado de competitividad europeo, en relación con Estados Unidos y demás potencias mundiales.
A partir de su implantación, comenzarán a realizarse sólo estudios de grado (para la formación en diversas áreas, 240 ECTS, 4 años), master (especialización profesional) y doctorado (investigación, tesis). Los antiguos planes de segundo grado (licenciatura y diplomatura) seguirán ofertándose, pero con la idea de que vayan poco a poco desapareciendo.
Este nuevo planteamiento no solamente permitirá a los estudiantes reorganizar sus carreras de manera flexible, eligiendo los países dónde quieren cursar qué cursos, cómo y cuándo; también a los profesores se les requerirá el esfuerzo de amoldarse a otra manera de impartir sus clases, como por ejemplo, no valorar solamente unos exámenes sino el rendimiento del alumno en sus diferentes actividades a lo largo del curso. Logrando así, entre todos los agentes implicados, desarrollar una enseñanza más eficiente conforme a un criterio común de calidad.
Se establecerán marcos comunes como el Suplemento Europeo al Título (SET) que será un documento oficial que valide el currículum. Se otorgará junto al título y lo complementará especificando las asignaturas y resultados obtenidos, idiomas, créditos, y en general, todas las actividades curriculares en las que haya participado el alumno. También se llevará a cabo un nuevo concepto de créditos (sistema ECTS), que consiste en valorar los esfuerzos que hagan los alumnos a nivel particular en su formación, otorgando por cada crédito 25 - 30 horas, que equivalen al aprendizaje realizado. Y serán imprescindibles para que el alumno pueda ejercer la movilidad entre países.
También se establecerán una serie de mecanismos de financiación, como la Beca Renta, que ofrecerá un préstamo de estudios, con unas ventajas que permitirán que el alumno pueda devolver el préstamo de una manera cómoda, pagando unas cuotas al mes de solamente 100€.
¿Y todo esto que supone?
Que cuando un alumno finalmente termine su carrera internacional, cursada en los países que haya deseado y realizando prácticas profesionales de la misma manera, pueda obtener salidas profesionales en Europa, con su titulación europea.
FUENTE: Apréndelo.
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